📩 ¿A quién invitas a tu mesa?

¿Qué pensarías si vieras a la persona que más admiras en la fe entrar a la casa de alguien de mala fama? ¿Cuál sería tu reacción? Imagina conmigo, que ves a tu líder espiritual que tanto admiras entrar en la casa del peor delincuente, o del más corrupto político, o la persona más pecadora que conoces. Una vez más ¿Cuál sería tu primer pensamiento o reacción?
¿Sabes? Eso fue lo que Jesús hacía continuamente. Me encanta y desafía profundamente cuando leo los evangelios y en especial el evangelio de Lucas, y veo con quienes constantemente está Jesús en la mesa. Como te comentaba el primer día, para un judío de la época de Jesús la mesa era un lugar que representaba amistad, intimidad y unidad. Y aunque no es tan fuerte hoy en día como entonces, todavía hay algo de eso.
Por eso es tan impresionante ver con quienes estaba Jesús constantemente compartiendo la mesa. En Lucas capítulo 5, vemos como Jesús invita a Mateo a seguirle. Mateo no era un rabí o ni siquiera un religioso, la ocupación de Mateo era como recaudador de impuestos, o sea alguien que siendo judío trabajaba para Roma robando a su propio pueblo. Imagínalo como un político muy corrupto, a este hombre Jesús invita a ser su discípulo.
Después dice que Mateo hace un gran banquete para Jesús, donde los invitados eran más recaudadores de impuestos, así como otras personas de aparente mala fama. Amigo/a, ¿cómo hubieras reaccionado al ver esta imagen?
Quizá de la misma manera que los fariseos, que reclamaron a Jesús diciendo; “¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?” (Lc 5:30).
Sin embargo, la respuesta de Jesús es verdaderamente hermosa, “No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos, contestó Jesús. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan”.
Wow, me emociona mucho la respuesta de Jesús, porque ¿sabes? tú y yo un día fuimos aquellos enfermos que necesitábamos que Jesús se sentará a la mesa con nosotros, nos mirara a los ojos y nos dijera, te amo y di mi vida por ti, arrepiéntete de tus pecados y sígueme.
Si reconocemos esto, entonces ahora la invitación de Jesús es a hacer lo que Mateo hizo, preparar un banquete e invitar a todos los que no conocen a Jesús, los enfermos, los pecadores, quienes no tienen esperanza a sentarse a la mesa con Jesús y recibir salvación.
Si Jesús no tuvo miedo de sentarse con pecadores, ¿por qué habríamos de tenerlo nosotros? ¿Qué tal si esta semana te propones compartir la mesa con alguien que no conozca a Jesús y presentarlo?

