Amigo/a, 🙏🏻 ¡4.900 veces!
Intro · Bienvenida · Milagro · Reflexión · Oración · Alabanza
Para alguien como Pedro, todo en la vida estaba relacionado con mandamientos, leyes y trabajo.
Seguramente, siendo alguien de carácter bastante temperamental, no dudaba en usar la ley cuando estaba a su lado para forzar a los demás a cumplir con su obligación.
Si había que discutir, discutía. Si tenía que cortar una oreja a alguien para proteger al Maestro, ¡la cortaba! =) En su mundo de buenos y malos, de leyes y obligaciones, Jesús de nuevo se salía de la norma.
Poco a poco fue captando la esencia del mensaje que predicaba Jesús, y ese mensaje fue cambiándole. Pero no solamente fue Su mensaje: fueron las acciones con las que Jesús respaldaba Su mensaje las que fueron obrando en su vida.
Pedro había visto al Maestro bendecir a los samaritanos, que eran personas despreciables para los judíos. Le había visto sanar a la distancia al siervo de un militar romano, y, para colmo, había dejado que Mateo, un recaudador de impuestos, formase parte de Su grupo más cercano de discípulos. ¡Si los samaritanos y los romanos eran despreciables para los judíos, los recaudadores de impuestos lo eran más aún!
En medio de ese proceso, el corazón de Pedro empezó a ser transformado. La misericordia empezó a romper la cuadrícula de su mente, y un día, sintiendo cierta curiosidad, le preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21–22).
“Setenta veces siete” es 4.900 veces (sí, lo has adivinado, el título de la meditación de hoy! ;). ¿Estarías dispuesto a contar con esa cantidad tan grande? ¡Es imposible llevar la cuenta!
Quizá tú y yo tenemos también la tendencia de querer normas y reglamentos que nos digan qué hacer, pero la respuesta de Jesús va siempre mucho más allá. No tenemos que perdonar 7 veces, de la misma manera que no somos llamados a ser amables con los demás 10 veces ni a tener paciencia con ellos 12 veces… ¡El amor de Dios va mucho más allá!
Amigo/a, Dios te llama a vivir una vida de amor sin medida, en la que estés tan lleno a rebosar de Dios y de Su amor hacia los demás, que lo normal en ti sea siempre bendecir y amar, perdonar, ayudar, alentar…aunque cuando humanamente no tenga sentido. ¡Ese es el amor de Dios por nosotros!
Que en este día, este amor de Dios sin reservas te inunde, y que se manifieste hacia los demás en cada gesto, expresión y cosa que hagas en el día de hoy, y siempre.