Amigo/a, 100% ❤️
Estoy seguro de que has oído muchas veces este versículo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10:27).
¿Qué significa “amar con toda tu mente”? Me gustaría terminar esta semana reflexionando juntos acerca de esta expresión. Creo que, para profundizar en esta pregunta, primero tenemos que analizar qué significa amar con nuestra mente. Amas algo con tu mente cuando:
- Piensas en ello. Es como cuando te enamoras de una persona, que no puedes dejar de pensar en ella, ¿verdad?
- Te alegras al pensar en ello. Es algo que amas, y por tanto produce una serie de sentimientos en ti que son muy agradables cuando piensas en ello.
- Pasas a la acción. Tus pensamientos no solo se quedan en el reino de lo imaginario, sino que te llevan a actuar, a dar pasos concretos para conseguir estar más cerca de aquello que amas.
Cuando aplicamos esto a Dios, amarle con TODA tu mente significa que:
- Él está en el centro de tus pensamientos. Dios está siempre presente de alguna manera en tus pensamientos. No solo en tus momentos de oración, sino aun en las cosas del día a día, en esos momentos en los que estás atareado/a: aun ahí esa conexión con el Señor sigue presente, aunque sea de fondo. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23).
- Pensar en Él produce un gozo profundo en ti. La capacidad de acercarte a Dios y de experimentar Su Presencia, hace que pensar en Él sea algo precioso, algo que anhelas en lo más profundo. “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmo 37:4)
- Estás dispuesto/a a pasar a la acción. Tu amor por Él te lleva a buscar de forma activa cuál es Su voluntad, para así reorientar tus pasos y hacer aquello que Él te muestre. “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3:8, NVI)
Amigo/a, ¿estás listo/a para amar a Dios con el 100% de tu mente? Cuando le das tu 100%, recibes de Él mucho más de lo que podrías nunca imaginar.
“Señor, quiero que toda mi mente esté enfocada en Ti, y amarte con ella de la mejor forma posible. Quiero pensar siempre en Ti, deleitarme en Ti, y servirte a Ti con el 100% de mi vida. ¡Te amo, Señor! Renueva mi mente, para que pueda conocerte más cada día. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”