? Ya era en el Principio…

2021.12.20@2x-50-1

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Continuamos hoy nuestra serie especial de Adviento con el testimonio de Juan, hermano de Jacobo, hijo de Alfeo. Al final de su testimonio, terminaré como siempre con unas pocas palabras de ánimo. Te dejo con su relato:

Creo que mi hermano Jacobo te ha contado ya cómo, en nuestra inmadurez, nos ganamos el nombre de “Hijos de la Tormenta”. ¡En verdad, a veces teníamos arrebatos impetuosos!

Una de las cosas que más me toca de la relación que Jesús tenía con nosotros es que nunca esperó a que fuésemos perfectos para usarnos en el ministerio. Si ese hubiese sido el caso, ¡habría tenido que esperar toda la eternidad, y quizá un poco más! =)

A pesar de todos nuestros errores y de todas las cosas que aún teníamos que cambiar, Jesús nos involucró desde el principio en todas las cosas que Él hacía. 

Recuerdo, de hecho, que, el mismo día en el que Jesús se enfadó con nosotros y nos llamó “Hijos de la Tormenta”, Él me llamó. Acabábamos de llegar a una sinagoga samaritana donde había sido invitado a compartir el mensaje, y Jesús me había mandado llamar para escoger junto a Él la lectura que iba a realizar ese día. 

Cuando me preguntó, no sabía qué decir. Era consciente de mis errores, y sinceramente, no me sentía muy digno como para tomar decisiones, aunque fuese una tan aparentemente sencilla como escoger un pasaje de las Escrituras. Pero Jesús, como siempre hacía, mostró un interés real en mí. Él quería hacerme parte de lo que estaba haciendo. 

Siempre me ha gustado pensar en el Principio, y en cómo Dios creó todo a través de Su Palabra. Cuando le comenté esto, Jesús se guió por mi idea, y basó Su lectura en el principio del Génesis. 

No era muy consciente en aquél entonces, pero ese momento tendría más trascendencia en mi vida de lo que podría imaginar. ¡Mi corazón estaba tan tocado por el hecho de saber que Dios se interesaba en lo que pensaba, y por la oportunidad de colaborar con Él!

Unos años más tarde, cuando recibí la misión de escribir el que sería mi evangelio, el evangelio de Juan, tenía claro cómo iba a comenzarlo. Podía sentir Su inspiración guiándome de nuevo al principio. “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios” (Juan 1:1)

Él es el Principio y el Final. Él es la Palabra. Y yo, soy su amigo y siervo.

Mi nombre es Juan, hijo de Zebedeo, y he sido elegido por Jesús.
 
Querido/a amigo/a, quizá piensas que has fracasado muchas veces y que no estás cualificado para servir a Dios, pero no es verdad: Él está deseando extender Su luz y transformar vidas a través de ti. Este tiempo de Navidad, de hecho, es un momento de puertas abiertas para poder bendecir a muchos. Déjame orar por ti: “Señor, te pido por mi querido/a amigo/a, para que pueda entender más Tus propósitos para Su vida, y que toda acusación o condenación de su vida sean totalmente deshechas. Que su amistad contigo le impulse a brillar con Tu luz siempre. En el Nombre de Jesús. Amén”

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