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2021.10.30@2x-50

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La alegría que David sentía por todo lo que tenía que ver con Dios es sencillamente impresionante. De igual manera lo eran sus momentos difíciles, en los que se agarraba a Dios de todas sus fuerzas, tal y como lo podemos ver muchas veces en los Salmos. 

David era un rey, pero no le importaba abrir su corazón y mostrarse vulnerable ante los demás. Uno de los mejores ejemplos de ello fue cuando el arca de Dios fue llevado a Jerusalén. Dice la Biblia que “entonces David fue, y llevó con alegría el arca de Dios […] Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová […] Así David y toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta” (2 Samuel 6:12–15).

¿Puedes imaginarte a un rey saltando y danzando como un niño delante de todos, lleno a rebosar de alegría? No es una imagen convencional, pero ¡sí, ese era David! Un rey valiente, poderoso en batalla e influyente, pero que no tenía miedo de mostrar cómo era en verdad, o de hacer cosas que nunca habían sido hechas antes. 

Su falta de miedo hacia la opinión de los demás, combinada con su pasión por Dios y su valentía, atrajeron la bendición de Dios sobre su vida, e hicieron de él el rey más querido de la historia de Israel. 

De hecho, su pasión por transportar el arca de Dios hizo que todo el pueblo también fuese contagiado de esa misma alegría y reverencia por Dios.
 
Mi querido/a amigo/a, Dios te llama a ser genuino y a no tener miedo de lo que los demás digan o piensen. Te quiero animar a que en este día hagas todo aquello que sientas que Dios te está llamando a hacer, y a que destierres de tu vida toda apariencia o miedo al “qué dirán”. No tengas miedo a ser vulnerable, sino que tu pasión por Dios sea la que te inunde, y la que dirija cada uno de tus pasos.

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