¿Te sientes en el banquillo de los acusados? ?

¿Alguna vez has hecho algo de lo que te has arrepentido más tarde?

Recuerdo que, cuando conocí a Jesús con 15 años, mi vida fue totalmente transformada. Cada día era una nueva oportunidad para experimentar a Dios. ¡Estaba tan lleno de gozo! Sin embargo, a lo largo de los meses, pensamientos de acusación empezaron a venir a mi vida. Empecé a centrarme en mis fallos, en mis fracasos, y desarrollé la idea de que no era suficientemente bueno para Dios. 

Tras un proceso que duró casi un año, finalmente me di cuenta de que Dios me había perdonado completamente desde el principio, y que no tenía por qué sentirme acusado ni condenado. Al contrario, Él quería que brillase, y que estuviese lleno de gozo y fuerza. ¡Fue tan liberador!

El enemigo es llamado en la Biblia “el acusador de los hermanos”, y trata de recordarnos todos nuestros fallos para hacernos ver lo “indignos” que somos. ¡No le dejes, querido(a) amigo(a)! 

La Biblia dice: “Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Hebreos 10:22). Hoy es el día para acercarte a Dios con un corazón totalmente abierto, y para dejarte purificar por Él. Deja que Sus corrientes de aguas puras quiten toda acusación, toda mala conciencia de tu vida, y que te renueven en Su Presencia. Dios quiere purificarte y fortalecerte en este día. 

Vamos a orar: “Señor, gracias porque nunca nos acusas ni nos condenas, sino que nos ayudas a seguir adelante. Que tu pureza llene nuestras vidas, Señor, y que estemos llenos a rebosar de Ti, de Tu Presencia, para que las personas a nuestro alrededor sean también bendecidas por Ti a través de nosotros. Purifícanos, límpianos, llénanos de Ti. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”

¡Eres un Milagro!
Christian Misch