¿Servicio o amistad?

Cuando pensamos en cuál es nuestro llamado en la vida, solemos centrarnos en el aspecto práctico de lo que Dios nos llama a hacer: las áreas en las que Dios nos pondrá, las tareas que llevaremos a cabo, las personas a las que bendeciremos…

Pero esas cosas son de hecho la consecuencia de nuestro llamado, no son el núcleo. Piénsalo de esta manera: Dios no desea necesariamente siervos, aun es cierto que a Él le agrada enormemente tu corazón de servicio…

Jesús tuvo una conversación con sus discípulos a este respecto. Quiero invitarte a que te unas a la conversación, y a que imagines que Jesús está diciéndote esto a ti personalmente: “Ya no te llamaré siervo, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero te he llamado amigo/a, porque todas las cosas que oí de mi Padre, te las he dado a conocer” (adaptado de Juan 15:15). 

Querido/a amigo/a, en la vida cristiana todo fluye a partir de la amistad profunda con Jesús. Tu amistad con Él es el motor que te permite descubrir Sus planes para tu vida, y que te guía a la hora de dar pasos de fe. De la misma manera en la que no puedes construir el techo de la casa sin haber puesto los cimientos, la prioridad se encuentra en Él. 

Puedo dar fe de ello: de hecho, a lo largo de mi vida, ha sido mi cercanía y amistad con Dios la que me ha permitido ir descubriendo gradualmente Sus planes para mí, y la que me ha guiado y me sigue guiando en el día a día para dar los pasos correctos que me acercan al destino que ÉL tiene preparado para mí. ¡Es realmente precioso!

Sí, querido/a amigo/a, tienes que aprender a escucharle primero, y a desarrollar una relación profunda de amistad con Él, para que así Él pueda darte a conocer lo que ha preparado para ti. ¿Y si aprovechas ahora para tener un tiempo con Dios y abrirle tu corazón de par en par? Él te está esperando

Eres un/a amigo/a de Dios, nunca lo olvides.