Pasea entre las llamas… ?

¿Cómo sueles reaccionar ante las adversidades?

Una ley había surgido en Babilonia: todo el mundo tenía que postrarse ante la estatua de Nabucodonosor cuando sonase la música, en señal de adoración. La consecuencia de no hacerlo era ser echado en el fuego. 

Los amigos de Daniel: Sadrac, Mesac y Abed-nego, fueron llevados ante el rey, acusados de no cumplir con esta. ¿Cómo crees que te sentirías en esos minutos previos a encontrarte con el rey, sabiendo que te espera una audiencia pública, y un horno de fuego al final del camino si no te retractas? Trata de imaginarte la situación. Eso hará que te choque todavía más la valentía que tuvieron al responderle con estas palabras: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Daniel 3:17-18).

Sí, esta es la valentía de aquellos:

• Que no se proponen no contaminarse, como veíamos el primer día
• Que creen en un Dios que hace milagros increíbles, como veíamos ayer
• Que no tienen miedo de las consecuencias que vengan por causa de obedecer a Dios

Cuando el rey les echó en el fuego, alguien comentó con estupor: “He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Daniel 3:25). Jesús mismo paseaba con ellos tranquilamente en lo que, unos minutos antes, parecía que iba a ser su fin. ¡Dios le dio la vuelta a la situación!

Querido/a amigo/a, Jesús te invita a pasear con Él en medio de las llamas por las que estés atravesando. Es tiempo de ser más valiente que nunca, de buscarle con todo Tu corazón, y de dejar que Él cambie tu realidad. Él quiere inundarla con la Suya, que es divina y gloriosa. 

“Señor, quiero ser valiente. No quiero volver a comportarme con temor ante nadie, y sobre todo no quiero comprometer mi fe por miedo, ya sea a las personas o a las consecuencias. ¡Me levanto hoy en Tu libertad, y te pido que me ayudes a caminar contigo cada día, para que así pueda pasear contigo cuando lleguen las llamas! En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”

Querido/a amigo/a, eres valiente, porque eres un Milagro

¡Eres un Milagro!
Christian Misch