Amigo/a, ¡levanta la cabeza!
¿Has experimentado vergüenza alguna vez en tu vida? Creo que todos, en diferentes momentos de nuestra vida, hemos tenido la desagradable experiencia de sentirla.
La vergüenza puede tener diferentes orígenes:
- Puede que haya todavía ciertos pecados que no hemos sido capaces de superar totalmente, y eso nos cubre de una sensación de vergüenza y de fracaso.
- O puede que seamos personas vergonzosas por naturaleza, que nos cuesta expresar o hacer lo que pensamos por miedo a lo que los demás puedan pensar de nosotros.
- Tal vez en algún momento alguien nos ha avergonzado en público, revelando cosas privadas de nuestra vida, o actuando injustamente contra nosotros delante de los demás.
- O quizá has cometido un error en frente de todos, y eso te ha dejado con una sensación de profunda vergüenza.
Sea cuál sea el origen de la vergüenza en tu vida, al final, siempre tiene un mismo propósito: el de detenerte. La vergüenza es una herramienta de las tinieblas para frenarte, para estorbarte y para impedirte avanzar. El enemigo quiere que pienses que eres indigno, estúpido, que no vales para nada… con el objetivo de que no continúes avanzando, y de que te apartes de los demás.
Amigo/a, quizá llevas mucho tiempo paralizado y viviendo con la cabeza baja como consecuencia de la vergüenza en diferentes áreas de tu vida, ¡pero hoy es el día para ser libre de todas esas ataduras!
La Biblia dice: “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza” (Salmo 3:3). Amigo/a, Dios no se avergüenza de ti. ¡Él quiere que levantes la cabeza, y que avances de nuevo con paso firme! De eso precisamente vamos a hablar a lo largo de estos días. ¿Estás listo/a? =)
“Señor, gracias porque no te avergüenzas de mí, sino que me amas, ¡y no solo eso, sino que me cubres con Tu gloria, y levantas mi cabeza! Hoy me levanto en Ti, y te pido que me ayudes a aprender lo máximo durante esta semana, para que la vergüenza no se señoree de mí nunca más. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
