¿Dónde te vas a sentar? ?

Imagínate que te han invitado a una boda, y es el momento de tomar asiento para ver la ceremonia. Seguramente nunca se te ocurriría ir a los asientos de delante y sentarte en una de esas sillas con un cartelito que dice que están reservadas para la familia, ¿verdad? Si lo hicieras, seguramente no pasaría mucho tiempo antes de que alguien se acercase a ti, pidiéndote que te muevas a otro asiento.

Esta situación es exactamente la que describe Jesús, cuando dice: “Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar…” (Lucas 14:8-9).

El orgullo y el deseo de ser vistos por los demás siempre nos lleva a tomar malas decisiones. Sin embargo, la falsa humildad es igual de venenosa, o incluso peor. Es, de hecho, una forma de orgullo recubierta de apariencia de humildad. 

Jesús no nos dice de sentarnos los últimos para dar una apariencia, rogando en nuestro interior que alguien aparezca para llevarnos al frente =) ¡No! Lo que Jesús nos invita es a no estar centrado en las apariencias, sino a ser totalmente auténticos. No importa dónde estés sentado/a: lo importante es que estás ahí, y que todo lo que hagas sea de corazón.

Querido/a amigo/a, ¡sé libre de las apariencias, y disfruta de cada momento de tu vida! La verdadera humildad nos ayuda a estar centrados en lo que es importante, y sobre todo en Quien es importante. Pon tus ojos en Jesús; eso te ayudará a evitar actitudes orgullosas que te lleven al final a caer en vergüenza. 

Te llevo en mi corazón. 

¡Eres un Milagro!
Christian Misch