Amigo/a, 🎫 Usa tu doble ciudadanÃa espiritual
Espero que a lo largo de estos días, estés teniendo una revelación cada vez más profunda de quién eres en Cristo, y de todas las cosas que Él ha hecho ya en ti.
Sí, tienes una familia gloriosa, y además eres un rey y un sacerdote, alguien que es llamado a reinar y a ministrar a Dios y a los que te rodean. ¡Esa es tu identidad como hijo de Dios!
El pasaje de esta semana sigue diciendo: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa…” (1 Pedro 2:9).
Siempre me ha llamado la atención el término “nación” en este contexto, pero cuanto más lo analizo, más me emociona. ¡Y creo que te va a emocionar a ti también!
La tierra está llena de naciones, y todas ellas tienen sus propias leyes, normas, gobernantes, monedas e idiomas. Lo emocionante de todo esto es que nosotros también pertenecemos a una nación espiritual, una nación:
- Cuyo Rey es Rey el rey de reyes, y Señor de señores
- Cuyas leyes son espirituales y gloriosas, mucho más elevadas que las que rigen este mundo
- Cuya economía está fundamentada en la provisión y en las riquezas sin medida de Dios
- Cuyo idioma es el idioma del Reino, que da vida, es creador, y es siempre auténtico y verdadero.
- Cuya bandera es la de la santidad y pureza en todas sus formas.
Cuando eres consciente de tu doble ciudadanía con el Reino de los Cielos, y empiezas a vivir de acuerdo a sus normas y preceptos, ¡es cuando abres la puerta a los milagros de Dios sobre tu vida!
Es ahí cuando dejas que el Cielo invada tu realidad, porque sabes que Tu Rey es real, y que lo que Él dice es más real que la vida misma, y que el mundo que te rodea.
Es ahí cuando confías en Su poder para hacer milagros, para proveer, para multiplicar, y es ahí cuando tus palabras se alinean con esa fe, tanto en tus oraciones como en tus conversaciones.
¡Amigo/a, alinéate hoy con la verdad de Dios, y con la realidad del Reino en tu vida!
Y siguiendo ese mismo espíritu de fe, habla sin miedo a cuantos te rodean acerca de tu fe, según las puertas que Dios te abra para ello... ¡Hay muchas otras personas que están deseando formar parte de esta nación santa, aunque no lo sepan aún!
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