Amigo/a, un rey de corazón...
El Rey David es uno de los personajes del Antiguo Testamento más conocidos, y de los que más profundizaron en su relación con Dios.
A pesar de vivir aún en el antiguo pacto, su relación con Dios fue tan profunda que recibió promesas increíbles de Él, y escribió muchos de los Salmos que hoy aparecen en la Biblia. ¡Incluso Jesús era conocido como el “Hijo de David”! El Señor hablaba a través de sus escritos, al punto de que muchos de ellos eran proféticos, especialmente en relación a la venida y al ministerio de Jesús en la tierra.
Es cierto que David no era perfecto: cometió muchos errores. Pero aun en medio de sus errores, siempre buscó a Dios, porque su corazón era perfecto. Como dice el Señor en la Biblia: “He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos 13:22).
Fíjate en lo que Dios dice acerca de él: es alguien que tenía un corazón como el de Dios. De hecho, otras traducciones dicen que David era alguien que “perseguía siempre” el corazón de Dios, que siempre buscaba tener esa relación con Dios de corazón a corazón. ¡Eso es lo que le hizo tan especial!
Amigo/a, ¡Dios quiere tener una relación contigo, de corazón a corazón! Esa relación profunda será la base de todas las bendiciones en tu vida.
Hay muchas cosas que podemos aprender de la vida de David, tanto buenas como malas, y eso es lo que quiero que veamos a lo largo de esta semana. ¿Te gustaría orar conmigo?
“Señor, quiero ser alguien que busca incansablemente tu corazón, alguien que te busca y que hace Tu voluntad en todo. Ayúdame a crecer en sabiduría a lo largo de esta semana, y a poder vivir como un rey/una reina digno/a de Tu Reino. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
