Amigo/a, 😅 ¡Tus tribulaciones tienen un Propósito Divino!
¿Cómo estás? ¿Te sientes más animado para afrontar las tribulaciones que se crucen por tu camino?
Ayer veíamos cómo Dios quiere transformar tus tribulaciones en oportunidades para manifestar Su gloria, en Testimonios de Su gracia y de Su poder en tu vida.
Vamos a seguir analizando el pasaje de esta semana, que dice: ”Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo…” (1 Pedro 5:10)
Dios no te ha traído a este mundo sin un plan concreto en mente. Él te ama, y tiene un destino glorioso preparado para ti. Un destino que el enemigo está siempre intentando sabotear.
Pero para alcanzar ese destino, tenemos que crecer. Y para poder crecer, no nos queda otro remedio que pasar por situaciones que desafíen nuestra fe y nuestro carácter, y que nos lleven a aferrarnos más a Dios.
Piénsalo: David jamás hubiese podido enfrentar y vencer a Goliat, si primero no hubiese confrontado y vencido a los leones y a los osos que querían atacar a las ovejas de su padre, sobre las cuales él era pastor. Esas pruebas y dificultades le prepararon para cumplir su destino, y para convertirse en el rey de Israel, y ascendiente del Mesías.
Es por eso que las pruebas son tan necesarias: porque nos hacen crecer, nos preparan para nuestro destino. De hecho, el apóstol Santiago dice: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas…” (Santiago 1:2). Fíjate en cómo lo expresa: ¡nos dice que tenemos que regocijarnos profundamente cuando nos toque pasar por diferentes tribulaciones, debido al fruto que producirán en nosotros!
A lo largo de mi vida he pasado por innumerables pruebas. Tal es así que puedo decirte que de continuo puedo identificar situaciones complicadas que procuran atacarnos a mi familia o a mí, y que vienen para afectarnos, retrasarnos, estorbarnos y robarnos la paz.
Pero esas batallas que el enemigo intenta usar para estorbarnos y para destruirnos, Dios las usa siempre para hacernos crecer, y para manifestar Sus planes gloriosos que tiene ya preparados para nosotros.
De hecho, ¡nunca hubiese llegado a ser quien soy hoy si no hubiese sido por las victorias que he conseguido y las cosas que he aprendido en las cientos de batallas que me ha tocado luchar a lo largo de mi vida!
Amigo/a, ¡tus tribulaciones no son en balde! Dan un fruto precioso en tu vida cuando se las entregas a Dios, y además, como dice el versículo de hoy, ¡su duración es limitada!
Fortalécete en Dios en este día: Él tiene cosas preciosas preparadas para ti.