Amigo/a, 🏴☠️ Sus maquinaciones no prosperarán contra ti…
Seguimos analizando el versículo clave de esta semana, el cual es tremendamente útil en todo lo que tiene que ver con vivir en la victoria que Cristo ha preparado para nosotros en todas las áreas de nuestra vida.
El pasaje continúa diciendo: “… porque vuestro adversario el diablo…” (1 Pedro 5:8)
Ayer veíamos acerca de la importancia de no dejar que nuestros sentidos se nublen a través de las mentiras, seducciones, pensamientos, mentiras y otras distracciones que el enemigo quiere intentar poner contra nosotros.
De hecho, el pasaje de hoy identifica más la auténtica naturaleza del enemigo: es nuestro adversario. Es aquel que trata de luchar contra nosotros.
Es importante que entiendas bien el motivo por el cual quiere neutralizarnos, para que así puedas entender mejor sus planes.
El enemigo no está muy interesado en que te salves o te pierdas: digamos que esa no es su mayor preocupación. Lo que el enemigo no quiere es que alcances el destino que Dios tiene para ti, porque eso tendría una repercusión real sobre su dominio en la tierra.
Dios quiere que estés lleno de Su Presencia y que seas una luz que bendiga a miles de personas, y que traigas el Reino de Dios allí donde vayas. ¡Eso es lo que el enemigo no quiere! Y para eso va a intentar distraerte, tentarte, intimidarte, y lo que haga falta, para que al final no cumplas con ese plan de Dios para tu vida.
Y por supuesto, si puede destruirte en el proceso y hacer que empieces a ser incluso de maldición para los demás, ¡aun mejor para él!
La buena noticia es que, en el Nombre de Jesús tenemos victoria contra Él. Como dice la Biblia: “no ignoramos” las maquinaciones del enemigo (2 Corintios 2:11), y eso nos permite estar preparados y no caer. Pero para ello, es necesario velar y orar, como veíamos ayer, para así poder estar en el Espíritu y discernir claramente todo lo que venga contra nosotros.
Amigo/a, ¡en Jesús tienes victoria contra las maquinaciones del enemigo! Que en este día estés muy atento al susurro y a las impresiones que el Espíritu Santo ponga en tu corazón, para orar y actuar según Él te indique, y permanecer así firme en Jesús.