Amigo/a, 🤳 ¡Somos una expresión de lo que creemos!
El concepto que tenemos de nosotros mismos, muchas veces define lo que hacemos, y esto nos determina.
Amigo/a, ¿has escuchado esta expresión “somos lo que comemos”? Antes de comer elegimos los alimentos que vamos a consumir, ¿verdad?
La misma disciplina debes ejercitar con tu mente. Puedes elegir tus pensamientos. Cuando piensas en ti ¿qué eliges creer? ¿Pensamientos que te edifican, o aquellos que te limitan? Es muy importante que pienses que estas dejando entrar a tu mente, porque esos pensamientos determinarán la forma en que vives, y reflejaran lo que crees.
Cuántas veces me he dicho estas frases: “es lo que hay”; “soy así”; "yo no puedo cambiar”. Desde ya quiero decirte que estas ¡son afirmaciones falsas! No vienen del Padre que te ama profundamente.
Amigo/a, Él te invita a que renueves tus pensamientos. En la Biblia, dice Romanos 12:2 (RVR1960) “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Jesus quiere mostrarte tu verdadera identidad. ¡Es imprescindible que comiences a pensar en ti como un/a hijo/a amado/a, escogido/a!
¡No puedes reflejar lo que no crees! No puedes cambiar si no dejas que el Espíritu renueve tus pensamientos.
Para terminar quiero dejarte este versículo de Colosenses 3:10 (RVR1960): “y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.”
Prueba esta semana a hacer esto, del mismo modo que haces deporte o tratas de comer de la mejor manera posible, ¿porque no empiezas a cuidar lo que piensas y tratas de ejercitar tus pensamientos?
Entonces, Amigo/a, te animo a que renueves tu mente y así puedas reflejar tu nueva naturaleza en Cristo.
Oremos: “¡Gracias Jesús que por medio de ti soy nueva criatura! Elijo creer tu verdad y caminar como amado/a, elegido/a y santo/a. ¡Declaro que tengo la mente de Cristo! Renuévame con tu Espíritu, para que yo pueda reflejar de ti. ¡En tu nombre, Jesús!” Amén.