Amigo/a, 🫂 SÃ, comenzamos por practicar el perdón.
Amigo/a, el perdón es un acto de amor que nos hace ser mejores personas.
A menudo me hago esta pregunta: ¿tengo que perdonar o pedir perdón? Incluso los detalles más insignificantes de la vida nos afectan significativamente si los dejamos.
¿Cuántas veces nos sentimos heridos porque un amigo olvidó llamarnos o enviarnos un mensaje en nuestro cumpleaños, o te enteraste de que ha celebrado su cumpleaños pero tú no has sido invitado/a? No te preocupes, me ha pasado a mí también, ¡en muchas ocasiones!
En esos momentos, Amigo/a, experimentamos el dolor por causa del rechazo, es ahí donde nos preguntamos acerca del valor que podemos tener para esa persona, y sin darte cuenta la ofensa se arraiga en tu corazón.
Sin embargo, es posible que nuestro amigo/a simplemente haya tenido un día agitado y, como cualquier ser humano, haya olvidado saludarnos o incluirnos en su celebración. No olvides que todos cometemos errores. No permitas que la amargura contamine tu corazón; ¡cuídalo! Proverbios 4:23 (RVR1960) dice: "Sobre toda cosa, guarda tu corazón; porque de él mana la vida." No dejes que la ofensa, el rencor y la amargura invadan tu mente ¡Libérate a través de la decisión de perdonar!
Amigo/a, es mi desafío para ti que reflexiones: ¿a quién necesitas perdonar o pedir perdón?
Como acto de fe, considera la posibilidad de ponerte en contacto estas semanas con esa persona, amigo/a o familiar con la que no hablas hace algún tiempo.
Oremos juntos: “¡Jesús! Gracias por perdonarme, amarme! ¡Quiero amar como tú amas, perdonar como tú me has perdonado! Ayúdame, aunque me cueste; ¡deseo cada día parecerme más a ti! Gracias porque, cuando no puedo, tú te haces fuerte en mí. ¡Te amo, Jesús! Amén.”
Recuerda, fuiste perdonado/a.