Amigo/a, ¡sáciate!
¡Ya hemos llegado al final de este año, Amigo/a! Deseo que pases una muy buena noche en compañía de tus seres queridos, y que este nuevo año sea muy próspero para ti en cada área de tu vida.
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Hace unas semanas hicimos una serie acerca de la generosidad, y hablamos de la relación que tiene con la prosperidad. ¿Te acuerdas?
La generosidad expresa el corazón de Dios, Su naturaleza de amor. La generosidad auténtica da sin esperar nada a cambio, solo por el placer mismo de obedecer a Dios y de bendecir a las personas. Las personas generosas han experimentado que la Biblia tiene razón cuando dice que “más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35)
Pero la verdad es que la generosidad, aunque no espera recibir nada a cambio, trae bendiciones enormes a nuestra vida, y puedo dar fe de ello. Siempre he buscado hacer de la generosidad una constante en mi vida, y he visto cómo, una y otra vez, me ha abierto puertas y me ha permitido alcanzar cosas que jamás hubiese podido imaginar.
Al darme por completo en mi servicio a Dios y a las personas, he experimentado bendiciones enormes, que sin duda me han hecho prosperar, entre otros, a nivel relacional, laboral, económico, intelectual y, sobre todo, espiritual.
¿Recuerdas este pasaje? “El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado” (Proverbios 11:25).
Sí, Amigo/a, Dios sacia a los que sacian. Que tu corazón esté centrado en Dios y en bendecir a las personas, y que, mientras tanto, las bendiciones de Dios inunden y prosperen tu vida en cada paso que des.
“Señor, ayúdame a ser más generoso en cada detalle de mi vida: con mi tiempo, con mi dinero, con mi gentileza, con mi dedicación… Que todo lo que haga refleje Tu corazón a los que me rodean, para que pueda ser un canal de bendición para sus vidas. ¡Gracias por Tus promesas, y por tu bendición sobre mi vida! En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
Eres bendecido/a, porque eres un milagro.