Amigo/a, 😊 ¡Recibe la Paz de la SabidurÃa!
El pasaje de esta semana continúa diciendo: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica…” (Santiago 3:15).
Ayer veíamos que la sabiduría de Dios, la sabiduría de verdad, es pura, y que no admite motivaciones incorrectas ni “escoria”.
Hoy, vemos que no solo es pura, sino que, además, es también pacífica: busca la paz y la bendición de todos, tanto la nuestra como la de las personas con las que tenemos la oportunidad de interactuar en el día a día.
Recuerdo un amigo de la adolescencia que, siempre que tenía que explicar cosas, acababa enfadado contra todo el mundo porque ninguno parecía entenderle demasiado bien.
¡A veces se frustraba tanto que no dejaba de levantar la voz explicándonos lo que quería decir, y de tratarnos a todos de estúpidos por no ser capaz de entenderle bien!
Pues bien, este es un buen ejemplo de lo que no es la sabiduría =) Cuando dejamos que este tipo de enfados controlen nuestras conversaciones, o cuando buscamos usar lo que sabemos para crear discusiones o para intentar ser los “vencedores” de nuestras pequeñas batallas dialécticas, claramente no estamos actuando con sabiduría.
La sabiduría auténtica refleja el carácter de Aquél que es la Sabiduría, de Jesús, y Él no se pone nervioso, ni se enfada, ni busca discusiones, ni trata de mostrarse como el más grande…
La sabiduría es esencialmente pacífica, porque solo se centra en dar aquello que ha recibido, en compartir con los demás lo que sabe para intentar bendecirles. No se enfada por la reacción que los demás puedan tener, ni depende de su aprobación o reconocimiento para hacerles sentir mejor.
Sí, Amigo/a, la sabiduría de Dios es pacífica, y produce siempre paz en medio de las circunstancias.
Si te pareces en algo a este amigo que te comentaba antes, si notas que estás en un estado de ansiedad y de frustración continuas, ¡refréscate hoy en la Presencia de Dios, y deja que Su Sabiduría te inunde y te dé Su paz! Te sentirás mucho mejor ;)
