Amigo/a, ¿qué tienes en la cabeza?
Un anuncio de champú de hace años preguntaba: “¿Qué tienen los hombres en la cabeza?”. La conclusión es que tenían de todo, menos caspa, gracias al producto que anunciaban =)
¿Qué es lo que sueles tener tú en la cabeza? ¿Qué tipo de pensamientos son los que más abundan en tu mente de manera general? Nuestros pensamientos determinan en gran manera nuestras acciones, y la forma en la que nos comportamos.
Mira lo que dice este pasaje de la Biblia: “No comas pan con el avaro, ni codicies sus manjares; porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23:6-7). Hay una enseñanza muy interesante en este pasaje: los pensamientos que tienes en tu corazón son los que determinan tus acciones, y por tanto tu forma de ser.
¿Sueles tener pensamientos violentos? Muy seguramente tendrás un comportamiento agresivo. ¿Tu mente está llena de temores? Seguramente el miedo será una constante en tu vida. ¿Piensas que no eres suficientemente inteligente? Seguramente cometerás más errores, y pensarás que los cometes porque eres tonto/a (cuando en realidad el probable que los cometas debido a esos malos pensamientos...).
Es por eso que ser consciente del tipo de pensamientos que tenemos en nuestra mente es clave, tanto de los buenos como de los malos. La buena noticia es que podemos cambiar los malos, y reemplazarlos por buenos pensamientos. Como dice la Biblia, podemos decidir pensar en todo lo que es verdadero, honesto, justo, puro, amable, agradable… (Filipenses 4:8).
Sí, Amigo/a, puedes escoger aquello en lo que piensas. Para ello te propongo estas ideas:
- Dedica unos minutos para analizar los pensamientos que vienen a tu mente con más frecuencia. ¿De qué tipo son?
- ¿Qué sensaciones te producen esos pensamientos? ¿Cómo crees que te afectan en tu manera de pensar y en tu comportamiento?
- ¿Cómo podrías cambiarlos? ¿Por qué tipo de pensamientos podrías reemplazarlos?
“Señor, quiero pensar solo en lo que es bueno, agradable a Ti, puro, honesto, verdadero… Señor, que mi mente esté llena de Ti, para que mi vida entera brille con Tu luz, y no tener nada que ver con las tinieblas. ¡Guíame! En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”