Amigo/a, ¡qué descanso! 🏖
En el pasaje que veíamos ayer, Jesús nos invita a aprender de Él a ser mansos y humildes. Él dice “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29)
Aquí hay una muy buena noticia, y es que la humildad no es algo con lo que necesariamente se nace, sino que es algo que se puede aprender.
La pregunta aquí es: ¿cómo podemos aprender a ser más humildes? Quizá el primer pensamiento que te pase por la cabeza sea orar, para pedirle a Dios que te haga más humilde. Pero si bien es cierto que le puedes pedir ayuda a Dios, la humildad en el fondo es algo que solo se puede aprender con la práctica.
Es en el día a día, en las diferentes ocasiones que se te presentan, en las que puedes escoger actuar con humildad, o dejar que tu orgullo sea el que tome ventaja. El orgullo es un veneno de las tinieblas que nos ciega y nos impide tomar las decisiones adecuadas: la única forma de combatirlo es decidir actuar con humildad en cada situación que se te presente.
- ¿Alguien te ha contestado de mala manera? Es tu oportunidad de contestar bien, quizá incluso con firmeza, pero sin resentimientos ni intentos de quedar por encima.
- ¿Te van bien las cosas? Es la oportunidad perfecta de entregarle todo a Dios y orar de corazón, reconociendo que dependes completamente de Él.
- ¿No sabes qué pasos tienes que dar? Pídele constantemente al Señor que te guíe en tu día a día, para que puedas hacer Su Voluntad en todo.
El orgullo nos lleva a ponernos en el centro, a querer hacer nuestra propia voluntad. Pero en este pasaje, Jesús nos anima a llevar Su yugo (a seguirle en todo momento), y a aprender de Él, que es manso y humilde de corazón. ¿La consecuencia de ello? Hallaremos el descanso para nuestras vidas.
Amigo/a ¡la humildad te inunda de paz! Aprovecha cada oportunidad que tengas en este día para actuar con una humildad genuina, y para seguir aprendiendo y creciendo en esta área.
Eres un regalo de Dios,