🫠 ¿Por qué a mí?
En nuestro día a día, podríamos atravesar circunstancias tales como: una noticia inesperada, una discusión con tu pareja o una molestia física, por poner algunos ejemplos que podrían fácilmente desanimarte, te roban el gozo y hacen que dudes de lo que crees.
¿Te has sentido así alguna vez? Cuando mi hijo menor se lastimaba solía llorar desconsoladamente, preguntando: "¿Por qué a mí, mamá?"
Amigo/a, ¿qué podemos hacer cuando pasamos por esos momentos y nos cuesta creer que Dios está con nosotros? Mira lo que dice Santiago 1:3-4 (RVR1960): “sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”
Piensa por un momento. Todos pasamos situaciones desafiantes, a veces incluso varias veces al día. A través de este proceso, adquirimos la valiosa y necesaria virtud de la paciencia. Por lo tanto, cuando te sientes bajo presión, recuerda que estás siendo moldeado/a con amor, a la imagen de Cristo, avanzando hacia la perfección.
¿Qué decidirás hacer entonces? ¿Permitirás que las pruebas debiliten tu fe o te mantendrás firme incluso en los momentos más difíciles de tu vida?
Con el tiempo, he comprendido que el mejor momento para iniciar una conversación con Dios es cuando me encuentro así, bajo presión y desanimada, es allí, donde expreso mis sentimientos y permito que Él ministre mi corazón y lo colme de paz.
Entendí que este proceso es fundamental para consolidar la fe. Sabes, las dificultades no sólo han fortalecido mi relación con Jesús, sino que me han moldeado a ser más como Él.
Te animo, Amigo/a, a que cuando te cueste creer, corras a la Presencia de Dios. Abre tu corazón y exprésale como te sientes. Él es tu roca firme cuando a ti te cuesta creer.
Dios entiende cómo te sientes y ¡no te dejará solo nunca!
Te llevo en mis oraciones.