Amigo/a, 🤜🤛 ¡No estás solo!
En momentos de angustia y soledad, Jesús te ofrece una promesa reconfortante: el regalo del Espíritu Santo como tu Consolador eterno. Miremos en Juan 14:16 (RVR1960) “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.”
Amigo/a, piensa por un momento la escena en que Jesús, sabiendo que pronto sería crucificado y dejaría físicamente a Sus discípulos, les asegura que no los dejará solos. No solo les promete un Consolador, sino que les asegura que este Consolador estará con ellos para siempre. Esta promesa no es temporal ni condicional; es una promesa eterna.
El Consolador que Jesús promete es más que una mera presencia reconfortante en tiempos de angustia. Es el Espíritu Santo, el mismo poderoso Espíritu que estuvo presente en la creación, que obró milagros en el Antiguo Testamento y que descendió sobre los creyentes en Pentecostés. ¡Está ahora con nosotros! Su Espíritu no solo te consuela en momentos de aflicción, sino que también te guía a toda verdad, fortalece tu fe y te capacita para vivir una vida que refleje a Jesús, ¿No te parece esto maravilloso?
Fíjate que, aunque puedas estar enfrentando desafíos, dificultades o tiempos de prueba, ¡nunca más estarás solo! Su Espíritu está contigo, obrando en ti y a través de ti, capacitándote para superar cualquier adversidad.
Entonces, ¿cómo vas a responder hoy a esta maravillosa promesa? Permite que en este día te guíe, consuele y llene. Cultiva una relación íntima con Él a través de la oración, la lectura de la Palabra y la comunión con otros creyentes.
Es mi oración, que la promesa del Consolador eterno te llene de esperanza y seguridad. Que te recuerde que, pase lo que pase, nunca estás solo. El Espíritu Santo está contigo, llevándote de la mano y guiándote en cada paso del camino.
¡Su espíritu nunca te dejará!