Amigo/a, 🤗 ¡No está todo perdido!
¿Alguna vez has sentido que todo está perdido?
Una de las historias de la Biblia que más toca mi corazón es cuando el Rey David volvió con su ejército después de haber peleado contra los filisteos. Al llegar a Siclag, vieron que algo no iba bien, la ciudad en la que se habían quedado sus mujeres, hijos y pertenencias ¿Puedes imaginar el horror que David y su ejército debieron sentir al ver el humo que subía de la ciudad?
Al llegar, comprobaron que sus pertenencias habían sido saqueadas, pero lo más importante: sus mujeres e hijos habían sido secuestrados, llevados cautivos. Dice que todos lloraron hasta no poder más, y algunos hablaban ya de apedrear a David, por haber permitido esa situación. Él mismo había perdido todo también.
Ese podría haber sido el trágico final de la historia, pero hubo un elemento que lo cambió todo. Dice la Biblia que “David se fortaleció en Jehová su Dios” (1 Samuel 30:6). En medio de la desesperación, él se levantó, consultó con Dios qué es lo que tenía que hacer, y organizó a su ejército. Así es como todo el pueblo se puso en marcha, y tras días de incertidumbre, consiguieron encontrar el ejército enemigo, liberar a sus familias y recuperar sus pertenencias. ¡Una decisión correcta cambió la situación por completo!
Amigo/a este no es el final de la historia. Quizá estás pasando por una situación imposible, o has experimentado la pérdida de un ser querido, y no sabes qué va a ser de ti. Pero hoy es el día para tomar una decisión: la de encontrar en Dios nuevas fuerzas, para levantarte y cambiar tu destino. Hay un final feliz, muy feliz, esperándote.
“Señor, Tú eres mi fuerza. Cuando me vengan las situaciones complicadas, aun las más desesperantes, ayúdame a levantarme con nuevas fuerzas en Tu Nombre y a hacer todo lo que me digas. ¡Creo que en Ti tengo la victoria! Gracias por todo, y por estar conmigo siempre. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”