Amigo/a, 🙌🏻 “¡Muéstrame Tu Gloria!”
Como hemos visto durante estos días, el pueblo de Israel había experimentado un milagro tras otro. No solo se abrió el Mar Rojo delante de ellos para que pudiesen pasar como por tierra seca, sino que Dios les había hecho brotar agua de la roca, y enviado maná del cielo para que comiesen cada día. Dios se había manifestado con poder en el monte Sinaí, dándoles la Ley y los Mandamientos.
Sin embargo, el pueblo seguía quejándose, arremetiendo contra Moisés en ocasiones, y quejándose de que su situación era peor que cuando estaban en Egipto. Ante este panorama, Dios un día le dijo a Moisés: “Ve a la tierra donde abundan la leche y la miel. Yo no os acompañaré, porque vosotros sois un pueblo terco, y podría yo destruiros en el camino” (Éxodo 33:3, NVI).
Para una persona interesada, que tan solo busque a Dios para conseguir beneficios, quizá estas palabras no le afectarían demasiado: lo importante era entrar en la tierra prometida... Pero para Moisés, sin embargo, era simplemente inconcebible. Su tierra prometida era la Presencia de Dios, Aquél ante quien podía venir y hablar cara a cara (Éxodo 33:11).
Es por eso que Moisés le dijo: “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí...” (Éxodo 33:15). Dios escuchó a Moisés, y le concedió cada cosa que le fue pidiendo en la conversación, hasta que Moisés le dijo: “Te ruego que me muestres tu gloria” (Éxodo 33:18). ¡Moisés tenía tanta hambre de Dios, que quería estar totalmente sumergido en Su Presencia!
Amigo/a, ¡llénate de hambre por Dios! Él es el que da sentido pleno a tu vida, Aquél en quien tu alma encuentra descanso. Búscale como nunca en este día, y déjale que Él te inunde con Su gloria. ¡Él escucha tus oraciones, y está deseando saciar tu hambre de Él!
Eres un tesoro para Dios.