Amigo/a, ✨ Llénate de los Pensamientos de Dios
Seguimos avanzando en este tema tan importante de la renovación de nuestra mente.
Ayer veíamos que, contrariamente a lo que a veces podemos pensar, no es cierto que no podamos hacer nada en relación a los pensamientos que vienen a nuestra mente.
De hecho, ayer empezamos a hacer un ejercicio para ser más consciente del tipo de pensamientos que solemos tener en nuestro día a día. ¿Lo hiciste? ¿Te quedaste quizá sorprendido por los resultados?
A veces no es hasta que hacemos ejercicios de este tipo que empezamos a darnos cuenta del tipo de pensamientos que están en nuestra mente.
Quizá descubriste ayer que la mayoría del tiempo, sin darte cuenta, tienes pensamientos de fracaso o de temor en tu mente. Tal vez te diste cuenta de que hay un cierto momento complicado del pasado que viene constantemente a tu mente de manera muy sutil, y que te inunda de sentimientos de inferioridad, inseguridad o desesperación sin que te des casi cuenta.
Es la forma en la que el enemigo actúa: nos bombardea con todo tipo de malos pensamientos, a veces sin que nos demos casi cuenta, para así minarnos y manipularnos.
Sin embargo, ¡la buena noticia es que podemos escoger qué tipo de pensamientos hay en nosotros!
La Biblia nos anima, de hecho, diciendo: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8)
Eso quiere decir que podemos escoger en qué pensar, qué tipo de pensamientos dejamos que estén en nuestra mente.
Se dice que no puedes impedir que los pájaros vuelen sobre tu cabeza, pero sí puedes impedir que hagan un nido sobre ella. Tenemos la capacidad, en el Nombre de Jesús, de identificar esos malos pensamientos y de echarlos fuera de nosotros, para llenar nuestra mente de todo lo que proviene de Dios, y así, renovar nuestra mente y nuestra vida.
Y si no me crees, haz la prueba: durante un día, prueba a estar realmente atento a esos malos pensamientos que has identificado ya.
Cuando notes que estás pensando en ellos, haz el esfuerzo de parar de pensar en ellos con la ayuda de Dios, y empieza a pensar en cosas buenas y preciosas, como las cosas que Dios ya ha hecho en tu vida, en Sus promesas para ti, en el Cielo, en tu familia, en proyectos… ¡Verás de qué manera eso tiene un impacto en tu día a día!
Amigo/a, ¡llénate de los pensamientos de Dios! Renueva tu mente con los pensamientos de gozo, paz y bendición que vienen de la Presencia de Dios, y deja que esos preciosos pensamientos echen fuera todas las tinieblas de tu mente. ¡Eso cambiará tu vida! Te lo dijo por experiencia ;)