Amigo/a, 😃 Jesús nos quiere sanos
Para transitar con éxito la carrera espiritual e imitar a Cristo, es esencial liberarnos de las cargas.
Amigo/a, ¡Es el momento de buscar la sanidad! Jesús desea que vivas libre de cualquier peso, ya sea enojo, rencor, resentimiento, o el deseo de venganza.
En tu vida diaria te encontrarás con diversas situaciones que demandarán el perdón, desde las situaciones o relaciones más simples hasta las más complejas.
Te doy un ejemplo de mi propia vida, algo sencillo, como madre de adolescentes debo lidiar con la manera irrespetuosa en la que muchas veces me contestan, algunas de esas respuestas me han herido; Sin embargo, ante esa situación tengo la opción de ofenderme o de intentar comprender que ellos están en pleno proceso de maduración, quizás no quisieron expresarse de esa manera, elijo perdonar y hago oraciones por ellos, esa es una elección poderosa para evitar que en mi corazón haya resentimientos hacia ellos.
En la biblia encontramos las palabras de Jesús; en Mateo 18:21-22 (RVR1960) nos dice: “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?” continúa, Jesús le dijo: “No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.”
Amigo/a, Jesús dijo eso para mostrarnos que debemos perdonar siempre.
Tener y mantener el corazón sano es una tarea difícil, pero con la ayuda del Espíritu Santo es posible; se aprende a perdonar cuando uno/a comprende que también lo han perdonado, y nosotros en primer lugar fuimos perdonados, esta es la piedra angular, debemos estar dispuestos a hacer el bien en todo momento como verdaderos seguidores de Cristo.
¡Quiero proponerte un ejercicio sencillo pero sumamente efectivo! piensa en alguien que te haya ofendido recientemente, dedica un tiempo a orar por esa persona, bendicela en tus oraciones, luego pídele a Dios que te revele cómo Él ve a esa persona. Una vez que el Señor te muestre eso comienza a declarar palabras de bendición sobre él o ella.
Tomemos este momento para orar: “Señor Jesús, gracias por perdonar mi deuda, por amarme primero y dejar por sentado el primer ejemplo. me rindo ante ti ¡Deseo fervientemente poseer un corazón sano! Es hora de transitar en libertad, ya que ese es el precio que pagaste por mí, en tu nombre Jesús, amén.”
¡La cosecha será maravillosa!