Amigo/a, 👆🏻¡Hágase Tu Voluntad!
Uno de los primeros milagros que tuvo lugar cuando Jesús vino al mundo fue el hecho de su nacimiento.
En el diálogo que María tuvo con el ángel Gabriel, que fue enviado para anunciarle el plan de Dios, hay una parte que marcó la diferencia, y es aquella en la que María le dijo al ángel: "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" (Lucas 1:38).
Es fácil decir "Sí" cuando no hay peligro, pero para María, aceptar esto suponía una serie de consecuencias que podrían potencialmente arruinar su vida:
- Nadie iba a creer que se había quedado embarazada de manera milagrosa
- Sus vecinos y amigos la rechazarían, sobre todo en aquella época
- Su prometido pensaría que le había sido infiel, rompiéndole el corazón.
- De hecho, ¡hubiese podido incluso ser apedreada, si José la hubiese expuesto públicamente!
Sin embargo, en ese momento, delante del ángel y de la gloria de Dios que había en esa habitación, nada importaba. Todos estos posibles problemas quedaban en un segundo plano, y todo en ella clamaba "¡Sí, Señor, haz tu voluntad en mí!".
Esa actitud siempre abre la puerta a los milagros de Dios. De hecho, nada de la lista anterior llegó a ocurrir, sino que Dios envió ángeles para hacer entender a José lo que estaba ocurriendo, y les guió a ambos en cada paso del proceso, protegiéndoles, y dándoles revelaciones y encuentros especiales.
Amigo/a, ¡ese es nuestro Dios! Cuando le decimos "Sí" a lo que nos susurra en lo más profundo de nuestro corazón, Él se encarga del resto de detalles.
En este tiempo de Navidad, ¿hay algo que Dios te esté llamando a hacer? ¿Algún pensamiento que viene repetidamente a tu corazón, o alguna idea que sabes que podría ser de bendición?
Quizá Dios te está invitando a llamar en estos días a alguien concreto por teléfono, o a salir a repartir alimentos entre los pobres, o a compartir tu testimonio en las redes sociales... y puede que algunos de esos pensamientos te intimiden, porque puede que no estés acostumbrado. Pero te quiero animar a que le des un claro "Sí, Señor", y a que des un paso de fe: ¡te hará crecer tanto, y te sentirás tan bien!