Espontáneamente planificado
¿Sueles planificar tus días, o eres más bien espontáneo?
La planificación es en general importante para todo, ya que si no tenemos un plan de trabajo diario es muy probable que nunca alcancemos nuestras metas. Jesús, de hecho, nos anima a calcular lo que necesitamos para llevar a cabo un proyecto, lo cual exige planificación (Lucas 14:28).
Sin embargo, al igual que una falta total de planificación es mala, una planificación absoluta de todo lo que ocurre en nuestro día a día puede no ser la mejor idea tampoco, porque podemos caer en la tendencia de limitar a Dios a nuestra agenda.
La Biblia dice que “todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:14). El Señor quiere guiarnos, y Él a veces tiene planes diferentes a los que pensábamos en un primer lugar.
- ¿Cuál es el perfecto equilibrio aquí? Mi consejo para ti sería:
- Ora al Señor para que te muestre cuáles son los proyectos principales en los que tienes que centrarte en esta etapa.
- Crea una planificación detallada para cada uno de ellos.
Cada día en la mañana, pasa un tiempo con el Señor y pídele que te muestre en qué cosas tienes que centrarte hoy.
De esta manera nos planificamos, pero a la vez damos libertad a Dios para inspirarnos y dirigirnos a hacer cosas que quizá no estaban en nuestra agenda, si esa es Su voluntad. Es lo que yo llamo una “planificación guiada”, en la que nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, haciendo los ajustes que sean necesarios según vamos escuchando Su dulce voz.
Amigo/a, Dios quiere guiar tus planes. Él sabe mejor que tú lo que necesitas, y qué es lo más importante que hagas en cada momento. Que cada día en tu corazón esté ese mismo anhelo del salmista, que decía: “Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma…” (Salmo 143:8, NVI).
Él quiere guiarte por el buen camino