Amigo/a, es una cuestión de confianza
El pasaje de esta semana empieza diciendo: “Y esta es la confianza que tenemos en él…” (1 Juan 5:14).
Todo lo que tiene que ver con la oración se fundamenta en la confianza. La oración no es un mensaje desesperado de una persona a un Dios lejano: es la conversación entre un padre y un hijo, entre una hija y su padre.
De la misma forma que las conversaciones con tus amigos y familiares se caracterizan por la cercanía y la confianza, nuestras oraciones han sido diseñadas para tener ese mismo nivel de confianza y de cercanía.
De hecho, te diría más: una oración que no tenga ese nivel de confianza, no puede ser llamada propiamente oración; no debería extrañarte en ese caso si no recibes nada de Dios, ya que la confianza es el fundamento de la fe.
Es en la confianza de aquella persona que ama a Dios y que busca obedecerle, que se entabla una relación preciosa. A tal punto, que Jesús dice: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23).
El concepto de confianza se lleva aquí a un nuevo nivel. La palabra clave que se traduce por “confianza” en el pasaje de esta semana proviene de la palabra griega παρρησία (“parresía”), que tiene la connotación de hablar con confianza, con valentía, e incluso con osadía.
La confianza que tenemos en Él es tan grande, que se convierte en una fuente de valentía para nuestras vidas, y nos lleva a dar pasos osados. ¡Esa confianza manifiesta una fe viva!
Amigo/a, la confianza es el primer paso para tener una vida de oración fructífera. Ven con confianza ante Tu Padre en este día, y deja que Él llene tu corazón de Su paz y de Su valentía