Amigo/a, ¡eres tú! 🌳
¿Te imaginas cómo sería si todo lo que hicieses, prosperase?
Cierra los ojos, y acompáñame unos instantes. Imagínate un precioso atardecer de otoño. En ese paisaje hay un gran río que fluye con vivas corrientes de agua, y está bordeado por una pradera cubierta de colores amarillentos y destellos dorados. Ahí, junto a la orilla, hay un árbol. Puedes ver que es un árbol fuerte, sano; sus hojas están verdes a pesar de ser otoño, y tiene frutos maduros. El árbol entero es precioso, y rebosa de vida.
Amigo/a, ¿te resulta familiar este árbol? ¿No? Pues déjame decirte que este árbol, ¡eres tú! Es lo que Dios te llama a ser. El Salmo 1 habla acerca de aquellos que se apartan de las malas compañías y que se deleitan en meditar en Dios, y dice que la persona que haga esto “será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará” (Salmo 1:3).
Fijate en las preciosas promesas de este pasaje:
- Beberás de las corrientes de aguas vivas que el Señor te da
- Darás fruto en todo lo que hagas
- No perderás tu frescor con el paso del tiempo
- Todo lo que emprendas, prosperará
Eso es lo que el Señor tiene preparado para tu vida, Sus promesas para ti. ¿Acaso no es impresionante?
Amigo/a, cuando te llenas de Dios, Él te llena de Su bendición. Y aun cuando te vengan los momentos difíciles, aun cuando tengas que pasar por el valle de lágrimas, serás capaz de cambiarlos en una fuente rebosante (mira el Salmo 84:5-7).
“Señor, no quiero tener prosperidad fuera de Ti: ¡ayúdame a apartarme de todo aquello que no te agrada! Quiero deleitarme en Tu Presencia, centrar mis pensamientos en Ti, y que todo lo que haga esté lleno de Tu bendición. Que Tú seas el centro de mi vida, hoy y siempre. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”