Amigo/a, el famoso “¿qué dirán…?”
Una de las tendencias que tenemos como seres humanos es la de buscar agradar a los demás.
Eso no es algo que sea malo de por sí. Al contrario, la Biblia nos anima, diciendo: "Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación..." (Romanos 15:2). ¡Es bueno que busquemos bendecir y hacer cosas que sabemos que agradan a los demás! Pero siempre y cuando sea desde una posición de confianza, desde el deseo de bendecir, no porque dependamos de su aprobación.
¿Alguna vez has experimentado esa necesidad de obtener la aprobación de los demás? A mí me ha pasado muchas veces a lo largo de mi vida, y aun hoy en día, en ocasiones, debo estar atento para no caer en esa trampa.
Si piensas en ello, de hecho, ¡es tan absurdo! Perdemos tanto tiempo preocupados por lo que los demás puedan pensar de nosotros, por el famoso "¿qué dirán...?", que nuestra vida se escapa sin que nos demos casi cuenta. ¡Cuántas oportunidades preciosas habremos perdido por miedo a hacer el ridículo! El miedo, de hecho, es la raíz de esta trampa, y, como siempre, busca paralizarnos para que no cumplamos el propósito de Dios para nuestras vidas.
Los líderes genuinos tienen la libertad de poder agradar y bendecir a las personas de su alrededor en aquello que es bueno, pero sin nunca comprometer sus ideas, su visión ni su identidad. Jesús, de nuevo, es el perfecto ejemplo de esto. Cuando gran parte de la multitud le abandonó, su reacción fue preguntar a sus discípulos más directos: "¿Queréis acaso iros también vosotros?" (Juan 6:67). ¿Puedes notar la enorme seguridad de Jesús en estas palabras? ¡Wow! Esa es la seguridad que nos permite alcanzar las metas de Dios para nuestra vida.
Amigo/a, ¡sé libre del miedo a lo que los demás puedan decir de ti! Hoy tienes la oportunidad de dar los pasos que Dios te llama a dar, y de convertirte en una inspiración para los que te rodean. ¡Aprovéchala!