Amigo/a, 🥽 Dios es la realidad auténtica
Terminamos hoy esta serie tan apasionante sobre el momento en el que Jesús caminó sobre las aguas.
Retomando desde el versículo de ayer, la Biblia dice que “al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.” (Mateo 14:32–33).
Fíjate qué interesante: Pedro, al dudar, no fue capaz de mantenerse sobre el agua. Pero Jesús tenía una fe tan perfecta que pudo resistir sin problema el peso extra de Pedro, y aun así Sus pies no se hundieron ni un poco. Llegaron sin problemas a la barca, y entonces, la tormenta desapareció.
Quédate con esto: Todo lo relacionado con Dios se experimenta siempre solo a través de la fe. Es por medio de la fe que empezamos a experimentar la realidad del Reino de Dios aquí en la tierra, con los milagros y señales de ese Reino.
La clave está en la pregunta de Jesús: “¿Por qué dudaste?”. Esa duda es un veneno de las tinieblas que, además, no tiene ningún sentido. ¿Acaso Dios no ha hecho milagros en nuestra vida en el pasado? ¿Acaso no hemos empezado ahora a caminar sobre las aguas, y a ver los milagros de Dios?
El enemigo trata de hacernos creer que nuestra tormenta es la auténtica realidad, y que nuestra fe es una especie de “esperanza ilusoria”, como un cuento de niños. Trata de aniquilar nuestra fe a través del miedo, para que salgamos de la bendición de Dios y volvamos a su reino de muerte y destrucción.
Sin embargo, ¡Dios es la auténtica realidad! Y nuestra fe nos permite experimentar Su realidad, y la realidad del Reino de los Cielos en nuestras situaciones. De hecho, por la fe Jesús fue capaz de:
- Caminar sobre las aguas
- Rescatar a Pedro
- Y hacer que la tormenta cesase.
¡Todos ellos eran milagros increíbles! El poder de Dios se manifestó con tanta fuerza a través de la fe de Jesús, que todos estaban boquiabiertos.
Amigo/a, ¡hoy es el día para abrir la puerta a los milagros de Dios por medio de la fe! Sí, la realidad de Dios es la única realidad que cuenta, y puedes acceder a ella. ¡Está a tu alcance!
¡No te dejes distraer por los fuertes vientos, ni por las apariencias! En medio de las más grandes tormentas, sigue avanzando con determinación, “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:2). ¡Él ya tiene la victoria preparada para ti!
