Amigo/a, ¡déjate conducir! 🚕
Todos tenemos en alta estima a las personas que trabajan duramente y que se ganan la vida con el sudor de su frente, ¿no es cierto?
Podríamos pensar que en el Nuevo Pacto, la gracia del Señor nos cubre y que ya no es necesario que nos esforcemos. Sin embargo, la realidad es todo lo contrario: es porque contamos con el favor y la gracia de Dios en nuestras vidas, que nos esforzamos y damos lo mejor de nosotros mismos. Lo que pasa es que ahora lo hacemos de una manera diferente.
Déjame que te ponga un ejemplo. Si tuvieses que hacer un viaje de 300 kilómetros (casi 200 millas) entre dos ciudades, ¿te atreverías a hacerlo a pie? Seguramente sería una locura nada más pensarlo: un viaje así nos obligaría a caminar por lo menos durante una semana entera. Sería un esfuerzo colosal, y seguramente llegaríamos a nuestro destino destrozados (si es que llegamos... =) En la práctica, es sencillamente impensable.
Sin embargo, si pudieses hacer ese mismo viaje en automóvil, la situación cambiaría radicalmente: ya no sería algo impensable, sino algo totalmente alcanzable. Implicaría aun así un esfuerzo por nuestra parte, ya que tendríamos que conducir durante unas 3 horas, pero es algo absolutamente posible.
La gracia de Dios en tu vida es como ese vehículo: te capacita para hacer cosas que, por ti mismo/a, serían totalmente imposibles. Es Su gracia la que te renueva, te reconforta, te aviva, te fortalece, te da nuevas ideas y la revelación para llevarlas a cabo.
Es por eso que el apóstol Pablo le dijo a su joven discípulo Timoteo: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:1). ¡Es tiempo de esforzarnos en la manera en la que Dios quiere que lo hagamos!
Amigo/a, cuanto más te esfuerces en la gracia, más gracia tendrás para esforzarte. Una vez que has probado hacer los 300 kilómetros en automóvil, ¡ya no querrás hacerlos a pie! =) No vivas nunca más en tus propias fuerzas, sino déjate conducir por el Señor. Él tiene nuevas fuerzas preparadas para ti y sabiduría, para que puedas ver mucho fruto en todo lo que hagas. ¡Él va a tu lado!
Es debido a la gracia de Dios en nuestras vidas que podemos decir como decía el apóstol: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13)