Amigo/a, 🙌🏻 Cuida el Templo del Espíritu
Ya estamos casi llegando al final de esta serie, en la que comprobamos cada día más cómo, paso a paso, podemos crear cambios impresionantes en nuestra vida.
Hoy me gustaría hablar acerca del templo del Espíritu Santo. ¡Sí, eso es, del cuerpo! =)
La Biblia dice que nuestro “cuerpo es templo del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19), lo cual quiere decir que el Espíritu Santo habita en nosotros, y que, por medio de Él, nuestro cuerpo puede dar gloria a Dios y honrar Su Nombre.
¡Hay tantas cosas que podemos hacer en Dios y para Él! Sin embargo, para todas ellas necesitamos nuestro cuerpo.
Y si no lo cuidamos suficientemente, podemos atraer innecesariamente problemas de salud, que lo único que harán es degradar nuestra calidad de vida, estorbarnos y limitarnos a la hora de servir plenamente a Dios.
Es por eso que es importante cuidar al máximo nuestro cuerpo, en la medida de lo posible. La buena noticia es que, como todo lo que hemos visto a lo largo de esta semana, no hace falta un cambio radical: podemos dar pequeños pasos que tendrán un gran impacto en el bienestar de nuestra salud.
En mi caso, dentro de lo posible, siempre procuro mantenerme en forma y comer equilibradamente. Pero hay momentos en los que es fácil dejarse llevar por el día a día, hacer menos ejercicio, comer más, … y eso al final trae malas consecuencias.
Al orar hace unas semanas, entendí que el Señor ponía esto en mi corazón:
- Hacer ejercicio 3 días seguidos, y descansar el cuarto. Y así sucesivamente.
- Beber agua varias veces al día, especialmente al levantarme. De hecho, tengo siempre una botella de agua a mano en mi escritorio
- No comer entre comidas, excepto yogures naturales
- Reducir el azúcar en las bebidas, y limitar los zumos a un vaso en cada comida.
Estas obviamente son indicaciones para mí, a nivel personal: en tu caso no tiene por qué ser las mismas, ni ser tantas. Pero la clave está en que, al preguntar a Dios acerca de este asunto, Él me dio sabiduría... ¡Y eso mismo es lo que quiere hacer contigo!
De hecho, desde que he puesto estos puntos en práctica, ¡me siento con más energía, más ligero y equilibrado!
Amigo/a, ¿cuáles son los pasos que Dios te está llamando a dar para cuidar tu cuerpo? Invierte unos minutos preguntándole y escuchando Su Voz al respecto, y anota las cosas que vengan a tu corazón para empezar a ponerlo en práctica.
¡Verás el cambio que experimentarás! ;)