Amigo/a, 👆🏻Cuenta tus días con sabiduría
El tiempo es probablemente el recurso más valioso de nuestra vida, aunque en muchas ocasiones no somos conscientes de ello, ni lo apreciamos.
Solemos pensar, sobre todo cuando somos jóvenes que es un recurso infinito, y no solemos valorar su importancia. Pero el tiempo que tenemos en esta tierra es limitado, ¡y pasa tan rápido!
El tiempo es uno de los recursos más valiosos que tenemos, y el enemigo siempre trata de distraernos con miles de cosas para que lo perdamos, y que no lo aprovechemos de la manera correcta.
De hecho, se suele decir que el enemigo, si no puede destruirte ni llevarte a que te apartes de Dios, tratará de mantenerte ocupado… ¡Sí, el enemigo siempre trata de distraernos, estorbarnos y retrasarnos, para que no podamos cumplir lo que es realmente importante en nuestras vidas, ni que crezcamos en nuestra relación con Dios!
Es por eso que la Biblia nos anima en diferentes ocasiones a “[aprovechar] bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:16), y también a “[andar] sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo” (Colosenses 4:5). De hecho Moisés, en su cántico, menciona este famoso versículo que dice: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría…” (Salmo 90:12).
Fíjate en los conceptos que emplea aquí en relación al tiempo
- Aprovechar bien el tiempo
- Ser consciente de la realidad que nos rodea (”los días son malos”)
- Andar sabiamente en nuestras interacciones
- Redimir el tiempo
- Contar nuestros días
- Traer sabiduría al corazón.
Hay una sabiduría divina en el hecho de ser consciente de las cosas, de analizar lo que estamos haciendo con el tiempo, y de buscar invertirlo de la mejor manera posible. ¡La forma en la que invertimos nuestro tiempo determinará nuestro crecimiento!
Amigo/a, ¡invierte tu tiempo sabiamente! Que puedas cada día alinearte con la voluntad de Dios para tu vida, para que así puedas avanzar de manera constante, y ver cómo todas las áreas de tu vida prosperan, así como tu alma también lo hace (3 Juan: 1: 2).