Amigo/a, ¿cuál es la respuesta correcta? ✅
Hacer la voluntad de Dios no es siempre sencillo.
María era una chica joven, y estaba seguramente emocionada ante su reciente compromiso con José. Parecía que todo iba sobre ruedas, hasta que un día, de repente, un ángel se le apareció. No solo estaba impresionada por el hecho de ver a un ángel: eran sus palabras lo que más la asombraron. Ese ángel le anunciaba que iba a quedarse embarazada de una manera milagrosa, y que su hijo sería el Hijo de Dios, el Mesías tan esperado.
Todo eso hubiesen sido noticias asombrosas, si no fuese por lo que implicaba para María quedarse embarazada de esa manera:
- El rechazo de la sociedad, que en aquellos tiempos despreciaba de manera especial las relaciones fuera del matrimonio.
- La decepción de José, su prometido, al pensar que le había sido infiel.
- La desilusión de sus familiares, al pensar que les estaba mintiendo.
María, sin embargo, en ese momento, solo podía pensar en el glorioso llamado que estaba recibiendo. No importaban los problemas, ni las dificultades: solo importaba hacer lo que Dios le pedía hacer. Y es por ello que su respuesta fue: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38).
Seguramente los meses que siguieron a esa decisión no fueron fáciles, pero el Señor estuvo con ella, y, con Su ayuda, fue capaz de seguir adelante y de cumplir la preciosa tarea que se le había encomendado.
Sí, Amigo/a, escoger la voluntad de Dios es siempre la opción acertada. ¿Qué es lo que sientes que Dios te está llamando a hacer en este día? Puede que sea reconciliarte con un familiar, hablar a alguien de Jesús o servir como voluntario en tu iglesia. Sea lo que sea lo que Dios te diga de hacer, que haya en ti esa disposición de decirle: “He aquí tu siervo(a), haz en mí tu voluntad”.
Él está contigo hoy y siempre, porque Él es Emanuel, “Dios con nosotros”, y tú eres un milagro.
