Fecha de publicación 22 de sep. de 2020

Amigo/a, ¿conoces el “efecto Pigmaleón”?

Fecha de publicación 22 de sep. de 2020
¿Has oído hablar alguna vez del “efecto Pigmaleón”? Según varios estudios que se llevaron a cabo en entornos educativos durante el siglo XX, aquellos niños que sienten que sus padres y sus profesores creen en su capacidad para aprender, suelen sacar mejores notas. Sus palabras y reacciones positivas les animan a creer en sus propias capacidades, y a dar lo mejor de sí mismos.  Lo contrario desgraciadamente también se cumple. ¿Cuántas veces has visto niños a los que, en momentos de enfado, sus padres les han dicho cosas como “no vales para nada”, “eres un cabeza hueca”, o cosas similares? Esas palabras dañan la autoestima de los niños, y les hacen creer en el fondo que no son buenos en esas áreas, que no son inteligentes, que no valen para nada. Eso nos pasa incluso a nosotros mismos. Cuando empezamos a decir cosas como “no valgo para esto”, “voy a morir de esta enfermedad” o “¡soy estúpido!”, empezamos a creerlo, y abrimos puertas en nuestra propia vida para que esas cosas ocurran.  El libro de Proverbios dice que “la muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que gustan usarla comerán de su fruto” (Proverbios 18:21, RVA). Las palabras que hablamos tienen mucho poder, tanto para nosotros como para los que nos rodean. Cada declaración que hacemos, tanto sobre nuestra vida como sobre la vida de los demás, tiene el poder de dar vida o de dar muerte, de bendecir o de maldecir.  ¡Amigo/a, que el fruto de tus labios sea un manjar para tu vida, y para los que te rodean! Que cada palabra, cada cosa que declares con tus labios en este día, esté llena de vida, de bendición y de la paz del Señor.  Te llevo en mi corazón y en mis oraciones. 

No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!

Christian Misch
Author

Pasionado de las nuevas tecnologías y autor de "Un Milagro Cada Día", compartiendo inspiración diaria para seguir a Jesús.