💪🏻 ¿Con la fuerza de quién?
Amigo/a, te has dado cuenta que casi siempre cuando nos enfrentamos a tentaciones, a pruebas, a decepciones y frustraciones, nuestra primera respuesta es hacerlo con nuestra propia fuerza e inteligencia. Y que cuando hacemos esto, la verdad es que muchas veces fallamos. Porque la realidad es que como Pablo le dice a los efesios “nuestra lucha no es contra carne y hueso” o sea la lucha no es contra seres humanos a los que podamos ganar por nuestra inteligencia.
Nuestra lucha es contra “poderes, autoridades y potestades”, y no se tu pero para mi, cada una de estas palabras suena como algo que supera mi mente humana. Ya que estamos hablando de seres que han existido por siglos, observando a la raza humana, observando nuestras debilidades y nuestra forma de actuar.
Y basta una pequeña lectura de la biblia para darnos cuenta que, ¡no hemos cambiado mucho en todo este tiempo!
- Seguimos siendo como ese pueblo que vemos en el libro de Jueces, viviendo el círculo del pecado.
- Seguimos siendo como David, que un día alababa a Dios hermosamente y al otro día cometía adulterio y homicidio.
- Seguimos siendo como Jonás, que quiere huir de la voluntad de Dios porque no le gustó.
- Seguimos siendo como el pueblo de Israel en el desierto, rescatados de la esclavitud, pero soñando regresar a esa esclavitud.
No hemos cambiado nada, y estos poderes, autoridades y potestades lo saben. Por eso cada vez que intentamos luchar por nosotros mismos, una y otra vez vamos a caer, una y otra vez vamos a fallar.
A menos, que luchemos con el gran poder del Señor, a menos que junto con Pablo digamos “cuando soy débil entonces soy fuerte, porque tú poder Dios se perfecciona en mi debilidad”. A menos que creamos la afirmación de Efesios 6:10 que dice “Por último, fortalezcanse con el gran poder del Señor.” ¿Qué significa esto? que cuando nos damos cuenta de lo débiles que podemos ser y de la gran necesidad que tenemos de Dios, entonces podemos recurrir a él y buscar en él la fuerza.
Entonces su Espíritu Santo en nosotros nos fortalece, y entonces podemos vestirnos con esta armadura de la que habla Efesios 6, y podemos mantenernos firmes, porque ya no son nuestras fuerzas, sino las fuerzas y el poder de Dios, y por lo tanto puedo decir, “si Dios es conmigo, quien contra mi”.
Amigo/a, ¿con qué fuerza estás luchando? Hoy quiero invitarte a decir conmigo; “cuando soy débil, entonces soy fuerte, porque tu poder Dios se perfecciona en mi debilidad”.
Gracias Dios porque aunque en mi propia fuerza fallo, puedo confiar en tu poder y fortalecerme en ti, para enfrentar cada cosa que el enemigo quiera usar para hacerme caer, en nombre de Jesus, amén.