🔦 Alumbra mis ojos

Anhelo que esta semana puedas seguir profundizando acerca del significado del poder de Su resurrección, el cual es un fundamento esencial para todos aquellos que han aceptado a Jesucristo como Salvador.

¿Acaso comprendes verdaderamente la magnitud de la esperanza a la que has sido llamado? 

Esta esperanza trasciende la mera salvación; te ofrece liberación, sanidad emocional y espiritual en abundancia.

Permíteme conducirte a través de la riqueza de este significado que se encuentra en la salvación y la resurrección de nuestro amado Señor. Fijate en  los versículos que se encuentran en Efesios 1:18-20 (RVR1960):

“Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé sabiduría espiritual y revelación para que lo conozcan mejor. Oro para que los ojos de su corazón sean iluminados para que puedan entender la esperanza a la que él los ha llamado, y la riqueza gloriosa de su herencia en los santos, y la incomparable grandeza de su poder para con nosotros, los que creemos, conforme a la acción de su gran poder, que desplegó en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en los lugares celestiales.”

Como el apóstol Pablo oraba por los Efesios, así también oro por ti, para que tu entendimiento sea iluminado y puedas comprender la magnificencia y las promesas que tienes en Cristo como herencia. Esta herencia es también tuya.

Continuando en Efesios 1:19-20 (RVR1960), Pablo anhela que los creyentes reconozcan y entiendan la extraordinaria magnitud del poder de Dios disponible para aquellos que creen en Él. Este mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos y lo exaltó sobre todo principado y autoridad en los cielos, está obrando en ti y en mí en este mismo instante.

Personalmente me apropio de esta verdad: Porque ¡Nada es imposible para aquel que cree! 

¿Qué imposibilidad podrías estar enfrentando hoy? Te animo a que tomes un momento para apropiarte de esta verdad y creas que, verdaderamente, los imposibles se vuelven posibles mediante el poder de Cristo que habita en ti.

Es mi oración, que el Espíritu Santo ilumine los ojos de tu corazón, y te conceda una profunda comprensión de estas verdades.

No olvides nunca. ¡Eres un milagro!