Uno contra mil…

El salmo 84 continúa diciendo: “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad” (Salmo 84:10).

El salmista vuelve de nuevo a centrarse en la Casa de Dios, y en el valor que tiene en su vida. Para él, estar en la Casa de Dios es lo mejor que puede haber; de hecho, incluso el hecho de estar a la puerta, en la antesala de Su gloria, sería mejor que estar en cualquier otro lugar del mundo. 

Recuerdo cuando conocí al Señor con 15 años. Cada vez que leía este pasaje, mi corazón ardía por dentro. Era capaz de comprender perfectamente lo que el salmista quería expresar, porque esta había sido también mi propia experiencia: había tenido un encuentro con Dios, y todo lo que quería era estar con Él. 

Ese verano pasé horas y horas en mi habitación a solas, hablando con Él, orando, llorando, riendo, sintiendo Su Presencia… No podía dejar de pensar en el Cielo, en cómo sería cuando estuviese con Él en la vida eterna, y en lo precioso que era poder tener una relación real y cercana con el Señor. 

A día de hoy, esa pasión sigue ardiendo en mi corazón, y mi anhelo por estar con Jesús me lleva a pasar horas en Su Presencia cada día, aun en medio de las 50.000 cosas que tengo que hacer. ¡No hay nada mejor en esta vida que estar con Él, no hay nada que se compare con Su Presencia!

Querido/a amigo/a, ese mismo fuego puede arder también en tu corazón, si así lo deseas. Si te sientes frío espiritualmente, hoy tienes una invitación para acercarte al lugar de Su Presencia, y dejar que Su fuego consumidor te encienda en amor y pasión por Él. El primer amor de la fe está esperando por ti, para ser avivado de nuevo. 

Ven hoy ante Él, y pídele que te encienda en Su amor, y que no se apague nunca esa llama.