Mensajes en botellas… ?

Hoy vamos a añadir la tercera parte al pasaje que estamos analizando. Dice así: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” (1 Juan 5:14)

Cuando no tenemos una relación cercana con Dios, podemos tener la sensación de que nuestras oraciones son como esas botellas que los náufragos de la antigüedad solían lanzar al mar con un mensaje dentro. 

De la misma manera que ellos tenían la última esperanza de que quizá algún día, por un milagro, esa botella y su mensaje pudiesen llegar a su destino, así muchas personas esperan que sus oraciones puedan llegar en algún momento a Dios. Creen que seguramente Dios está muy ocupado con otros asuntos más importantes, pero albergan una remota posibilidad de que Dios reciba su mensaje e intervenga. 

¡Gracias al Señor que la oración no tiene nada que ver con esto! Dios tiene el deseo de tener una relación viva contigo, y cuando vienes a Él con ese anhelo de conocerle y de hacer Su voluntad, puedes estar seguro/a de que Él te está oyendo. ¡Qué seguridad y qué confianza más gloriosas!

Sí, tus oraciones no son enviadas a algún lugar lejano o perdido en el Cielo, sino que son dirigidas a tu mejor amigo, a Aquél que te habla y te responde. 

Querido/a amigo/a, ¡Dios te oye! Y Él está atento a tus oraciones. Como veremos mañana, esta convicción de que Él nos oye va a ser muy importante para que podamos ver milagros en nuestra vida.

Dios te conoce, y te ama profundamente