¡Libera el perdón!

A veces se esconden en nuestro corazón malas hierbas. ¡Ya sabes, esas cosas sutiles, ocultas en la sombra, pero que pueden llegar a estropear un jardín entero!

En ocasiones, nos sorprendemos al darnos cuenta de que estamos cultivando ira hacia una persona,  falta de perdón, amargura, resentimientos…

Todos esos sentimientos contaminan poco a poco  nuestro ser interior, e impiden que nuestro jardín, nuestra vida, pueda florecer y resplandecer para Dios.

Aprovecha esta oportunidad hoy, querido(a) amigo(a), para identificar esas malas hierbas y arrancarlas de tu corazón. Es verdad, probablemente será doloroso, pero al mismo tiempo, ¡qué bien sienta!

Una tras otra, quita las raíces del enfado, la falta de perdón y la amargura de tu vida, ¡y libérate de esos pesos que te envenenan! Libera el perdón, querido(a) amigo(a), tanto hacia ti mismo(a) como hacia los demás.

Tienes el derecho de vivir siendo plenamente libre: Jesús ha adquirido esta libertad para ti al precio de Su vida (ver Juan 8:36).

Gracias por existir,
Eric Célérier