Las bondades de Dios transforman vidas

Ya nos vamos acercando al final de este pasaje, que nos está siendo tan útil para tener una idea más clara de quiénes somos en Cristo, y de lo que Él nos llama a ser en este mundo.

El versículo continúa diciendo: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel…” (1 Pedro 2:9)

Es muy interesante ese “para”, poque indica una finalidad. Es decir, como hemos visto estos días, tenemos un linaje espiritual precioso, somos reyes y sacerdotes en Su Reino, vivimos según las leyes del Reino de los Cielos, y somos tan valiosos para Dios que Él ha pagado el precio más elevado que había por salvarnos y rescatarnos…

Todo esto es lo que ya somos en Dios, pero no solo eso: estas características nos capacitan también “para” alcanzar a otras personas y que así sean tocadas por Dios.

Y es preciosa la manera en la que lo expresa este pasaje: somos llamados a anunciar las virtudes de Dios, todas las cosas que son buenas en Él. De hecho, otras traducciones dicen que tenemos que proclamar Sus bondades, Sus maravillas o Sus grandezas.

Quizá te sientes bloqueado/a porque no sabes cómo hablar a las personas de tu alrededor acerca de Dios, pero este pasaje lo simplifica todo: sé intencional en hablarles sencillamente de las maravillas de Dios, de las cosas preciosas que Él ha hecho en tu vida, y de todas Sus bondades y grandezas, así como tu testimonio.

Muchas personas tienen una visión distorsionada de Dios, y necesitan que alguien venga a decirle que Dios es realmente bueno, que sigue haciendo milagros, y que les ama. ¡Esas palabras traerán luz y vida en medio de sus tinieblas!

Y además, estarás hablando de todo lo que Dios ha hecho en tu vida con gratitud, lo cual es, además, extremadamente agradable a Dios.

Querido/a amigo/a, ¡anuncia hoy las bondades de Dios ante cada persona que puedas! Es algo sencillo pero, a la vez, extremadamente poderoso para que sus vidas sean impactadas y transformadas.