🧐 ¿Eres sencillo/a o complicado/a?

Una de las cosas que más me gusta de la autenticidad es la sencillez y bendición que aporta a nuestra vida.

Mira lo que dice la Biblia:

“Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15).

Me gusta enormemente la expresión que utiliza este pasaje a la hora de decir que tenemos que ser “irreprensibles, y sencillos”.

Hay una sencillez que es preciosa. Es la sencillez que nos permite ser siempre nosotros mismos en cualquier circunstancia, sin apariencias.

Esa sencillez de corazón nos lleva a no murmurar de los demás a sus espaldas, ni a entrar en contiendas para tratar de demostrar que tenemos razón, sino que nos lleva a vivir en la paz y en la bendición de Dios.

De hecho, los niños pequeños son un ejemplo perfecto de sencillez: son auténticos, originales todo el tiempo, sin apariencias, sin malas intenciones… y viven en la bendición de Dios. Por eso Jesús nos llama a hacernos como ellos (Mateo 18:3).

Querido/a amigo/a, ¡que esa sencillez de corazón predomine en tu vida en todo lo que hagas!

Que puedas ser siempre el mismo, tanto cuando estás en casa con tu familia como cuando estás en tu puesto de trabajo, dirigiendo actividades en la iglesia o pasando un rato con tus amigos.

La promesa de este pasaje es que entonces brillarás, y serás una luz inmensa para los que se encuentran a tu alrededor.
En el programa de hoy voy a compartir contigo más acerca de mi testimonio y experiencia en este aspecto. Puedes verlo en este enlace.