Eres el invitado de honor

2021.05.29@2x-50

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¿Alguna vez has sido el invitado de honor en alguna celebración?

Ayer hablábamos acerca de la invitación que tenemos para disfrutar con el Señor a Su mesa. Pero el pasaje que leímos no se queda ahí, sino que continúa, y dice: “Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando” (Salmo 23:5)

En Israel, cuando los invitados llegaban a la casa donde se iba a celebrar un banquete, era costumbre que el padre de familia les diese la bienvenida echándoles unas gotas de aceite aromático en la barba y en el pelo, para así refrescarles y agasajarles con un elemento perfumado. Algunas versiones de la Biblia, de hecho, traducen este pasaje de esta manera: “me das la bienvenida como se le suele dar al invitado de honor, al derramar aceite sobre mi cabeza”. 

Pero eso no era lo único que el anfitrión hacía. No solo ofrecía a sus invitados ese aceite aromático, sino que, además, les daba una copa llena hasta arriba, hasta rebosar, de su mejor vino. Era un acto de generosidad, en el que el padre de familia daba a sus queridos huéspedes lo mejor de lo que tenía, y se lo daba de manera sobreabundante. 

Querido/a amigo/a, eres un invitado de honor para Dios. Él te extiende en este día Su refrescante aceite aromático de gracia y misericordia, así como Su copa de gozo rebosante. ¡Él te los entrega hoy! El versículo que hemos leído no dice “me ungirás”, ni “mi copa estará” algún día rebosando… ¡Hoy es el día para recibir estas bendiciones de Dios! 

Te propongo algo: escribe este versículo en un post-it, y ponlo en un lugar visible. Deja que sus palabras calen en tu vida cada vez que lo veas, hasta que puedas orar a Dios con confianza y declarar con convicción: “Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando…”

Tu vida tiene el dulce aroma de Su unción

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