¡Bienvenido al Undécimo Día de esta Audioguía!

Espero que el último día tuvieses un tiempo extraordinario experimentando la paz de Dios, y que estés poco a poco haciendo cada vez más preguntas a Dios y aprendiendo a discernir Su voz a través del proceso de ensayo/error del que hablamos en el día 10.

Sí, Dios nos habla todo el tiempo, y es solo a través del discernimiento que podemos aprender a escuchar su silbo apacible y a diferenciarlo del resto de “voces” e interferencias que están en nuestro ser.

De hecho, es crucial para nosotros creer esta realidad: cuando creemos que Dios nos habla y que podemos escuchar Su voz, es cuando podemos empezar a ejercitarnos en reconocer Su voz, porque tendremos la expectativa real de poder escucharla. Pero para eso debemos creer primero que Dios nos escucha.

De hecho, hay un poder enorme que se desata en la oración cuando tenemos la convicción de que Dios está escuchando ahora mismo cada palabra que sale de nuestra boca.

Es por eso que hoy vamos a centrarnos en hablar acerca del Poder de Saberse Escuchado, y del efecto tan impactante que nuestras expectativas tienen a la hora de recibir lo que le pidamos a Dios.

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