✍? Te he llamado por tu nombre

Empezamos hoy nuestra serie especial de Adviento con el testimonio de María de Magdala. Cuando escuches el audio, te darás cuenta de que es mi voz la que aparece, puesto que soy yo quien lee su relato. Al final de su testimonio, terminaré con unas pocas palabras de ánimo. Te dejo con el relato de María de Magdala:

¿Mi nombre? Esta es una de las primeras preguntas que podemos esperar que nos hagan. En mi caso, sin embargo, siempre ha sido una pregunta un poco difícil de contestar. 

Todo el mundo me conocía por Lili, pero mi verdadero nombre es María. Sí, María, de Magdala, una pequeña ciudad situada a las orillas del lago de Genesaret

La verdad es que mi nombre no era lo único confuso en mi vida. Tengo recuerdos borrosos de muchos momentos en los que sentía que no era yo la que controlaba mi vida. Algo oscuro me dominaba, y podía ver cómo incluso las personas de mi alrededor estaban asustadas por ello.

Luché por años contra esas tinieblas, pero ya no podía más. Había perdido toda esperanza y solo quería terminar con ese dolor de una vez por todas.

Fue en ese preciso momento en el que lo vi por primera vez. Jesús había venido a mi encuentro. Había algo especial en Él, pero, confundida, decidí aún así apartarme.  Mientras me alejaba, escuché que me llamaba: “María de Magdala”. ¿Cómo era posible que conociese mi nombre? Lo que ocurrió después no podía ser real: ¡me habló a través de las Escrituras! Me dijo:

“Así dice el Señor que te creó, y el que te formó: “No tengas miedo, porque te he redimido. Te he llamado por nombre. Eres mía” (basado en Isaías 43:1)

Mi padre solía recitarme ese mismo pasaje de pequeña, pero cuando Jesús me lo dijo, cobró vida, como si fuese Dios mismo quien me lo estuviese diciendo. Pude sentir cómo las tinieblas huían literalmente de mi vida, mientras Él me sostenía en sus brazos. Había vuelto a casa.

Ahora sé que soy una hija de Dios, y que Él me conoce por mi nombre. 

Mi nombre es María de Magdala (María Magdalena), y he sido elegida por Jesús
Querido/a amigo/a, quizá haya momentos en tu vida en los que te sientas olvidado/a y confundido/a, quizá incluso perdido/a en las tinieblas como María. Pero en esos momentos, no lo olvides: Dios te conoce por nombre. ¡Eres suyo/a! Con Él a tu lado, no tienes nada que temer. Jesús vino al mundo para traernos Su Luz, y Su luz vence las tinieblas. ¡Eso es lo que celebramos en Navidad! Llénate hoy de Su luz, y compártela con los demás.