¡Entrégale todo a Jesús!

¿Sueles expresar tus necesidades a Dios? Cada vez que lo haces, es como si estuvieses entregando tus dificultades directamente al Señor. Es a partir de este gesto que Él puede actuar en tu vida, y demostrar así Su increíble poder en medio de la situación que estás atravesando.

La Biblia nos muestra que Dios creó todo por y para Jesús: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:16).

Jesús es la Palabra de Dios. El Universo y todo lo que está en él ha sido creado por Él, y todo lo que existe, igualmente, existe para darle gloria.

Sí, querido(a) amigo(a), tú también has sido creado para Su gloria: existes por Él y para Él. Es por eso que le necesitamos, porque Él es nuestro alimento diario, y nos aporta todo lo que nuestra alma necesita (mira Juan 6:51).

Dios quiere que vivas para Él. Su deseo es que le entregues tu tiempo, tu corazón y tus palabras, para que pueda usarlas para bendecir a otros de la manera que Él ha preparado.

¡El que ha creado el universo por Su Palabra puede hacer maravillas con aquello que le entregues!

¿Qué te gustaría darle en este día?

• ¿Tu miedo a padecer escasez? Pon en Sus manos tus pocos recursos, y sin duda Él los multiplicará.
• ¿Tus debilidades morales o físicas? Dios es el que renueva tus fuerzas, y refresca tu alma.
• ¿Tu soledad? Su Presencia está siempre contigo, no importa dónde estés, y Él desea que la puedas sentir tangiblemente.

¿Quieres orar conmigo ahora y entregarle al Señor tus necesidades? “Señor Jesús, te agradezco por ser mi Pan diario, el que alimenta mi ser en su totalidad. Sé qué sostienes todo entre Tus manos, que eres el Dios del Universo, y quiero confiarte mi vida, todos mis quebraderos de cabeza, todas mis penas. ¡Sé que tienes el poder de hacer maravillas con aquellas cosas que te entrego hoy! Gracias, Dios mío, en el Nombre de Jesús. Amén”.

Gracias por existir,
Éric Célérier