😄 El poder de una sonrisa

Otra forma de bendecir a los demás de manera efectiva es a través de nuestras acciones. ¡Hay algo tan precioso en el hecho de bendecir a todas las personas que podamos con lo que hacemos! Incluso pequeños gestos de amor pueden crear una diferencia enorme en la vida de las personas.

Uno de mis mejores amigos se llama Jack, y vive en Estados Unidos. Es una persona muy especial, llena del amor de Dios, y muy sensible a su voz. A veces cuando está en una tienda o cuando está haciendo la compra en el supermercado, se detiene a hablar a las personas acerca de Dios, según lo que siente que el Espíritu le guía a hacer. ¡Tiene tantos testimonios de personas que han sido tocadas por el amor de Dios a través de estas acciones!

En ocasiones, de hecho, ha sentido que lo único que el Espíritu le llevaba a hacer es sonreír a alguien que se encontraba quizá en la línea de al lado del supermercado, mientras esperaban para ser atendidos por la cajera. Varias veces, ese sencillo gesto ha provocado una reacción de sorpresa y alegría en la otra persona.

Nuestras acciones, aun las más pequeñas, cuando son guiadas por el Espíritu Santo, tienen un poder transformador y bendicen la vida de los que nos rodean, incluso de nuestros enemigos. 

Recuerdo leer de pequeño el famoso pasaje de Romanos 12, en la Biblia Reina Valera del 95 que me habían regalado en la iglesia. Me gustaba mucha la forma en la que se esta traducción expresaba el penúltimo versículo del capítulo: “Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber, pues haciendo esto, harás que le arda la cara de vergüenza” (Romanos 12:20, RVR95).

Sí, querido/a amigo/a, tus acciones, guiadas por el Espíritu, tienen el poder de bendecir a las personas, de animarlas, de romper las barreras, de hacer que se den cuenta de sus errores, y, en definitiva, de impactar sus vidas. 

En este día, pídele a Dios que te ayude a ser más sensible a Su voz y a estar más atento para hacer todas aquellas cosas que Él ponga en tu corazón. Ora por las personas, como vimos ayer, y bendícelas con las acciones que el Señor ponga en tu corazón hacer. ¡Es apasionante vivir en esa bendición!