¡Dios es verdaderamente digno de alabanza!

Hoy, te propongo una reflexión sobre el magnífico Salmo 113 que dice:

“Alabad, siervos de Jehová, Alabad el nombre de Jehová. Sea el nombre de Jehová bendito Desde ahora y para siempre. Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, Sea alabado el nombre de Jehová. Excelso sobre todas las naciones es Jehová, Sobre los cielos su gloria. ¿Quién como Jehová nuestro Dios, Que se sienta en las alturas, Que se humilla a mirar En el cielo y en la tierra? Él levanta del polvo al pobre, Y al menesteroso alza del muladar, Para hacerlos sentar con los príncipes, Con los príncipes de su pueblo. Él hace habitar en familia a la estéril, Que se goza en ser madre de hijos. Aleluya”

Alabar el Nombre del Señor. Darle las gracias. Alabar Su Nombre desde el alba hasta el poner del sol. Este salmo es una invitación hecha a los habitantes de la tierra. ¡Sí, y a ti, amig@ mí@!

• El Señor, el que domina a todas las naciones (versículo 4), es también el que levanta al débil (versículo 7).
• El Señor, que está por encima de todos los pueblos, ¡vive en medio de las alabanzas de su pueblo!
• El Señor, que es el Dios de la vida, manifiesta Su naturaleza viviente y vivificante cuando le alabas.

Creo que en este día el Señor te levanta y fortalece mientras haces subir tu alabanza hacia Él. El Señor actúa en tu vida. Su gracia y su vida descienden en ti. Lo estéril es vivificado (versículo 9). ¡Y sí, Dios te hace sentar entre los grandes, querid@ amig@, los grandes de Su pueblo!

¡No hay nada mejor que alabar al Señor, al Dios Eterno! Ya que, al alabarle, declaras que Él puede librarte de cualquier situación.

Empieza y termina tu jornada con un momento de alabanza y adoración, de contemplación a este Dios tan maravilloso. Lo puedes hacer con el canto que encontrarás abajo =)

¡Es SU invitación y es TU privilegio!

ALABANZA: YA NO SOY ESCLAVO DEL TEMOR

Te invito a que te unas a la preciosa letra de esta canción llamada “Ya no soy esclavo del temor”, interpretada por el grupo Twice. ¡Dale gracias al Señor por haberte hecho libre!

Gracias por existir,
Eric Célérier